martes, 9 de febrero de 2016

Ser tonto y triunfar en el intento

y es que como dijo Noel Clarasó: "Ningún tonto se queja de serlo; no les debe ir tan mal". Cada vez son más y más los que triunfan o saltan a la fama simplemente por ser tontos de remate. Que si, que a lo mejor son graciosos y te puedes "echar unas risas", pero más me preocupa cuando se convierten en un ejemplo a seguir. Si bien es cierto que en nuestro país, España, el idiotismo es algo que desde siempre triunfó en la gran pantalla y en los mass media a nivel general, creo que en los últimos años la proporción de tontos que triunfan es inversamente proporcional a los talentosos que fracasan. Ahí me quiero desplazar escribiendo esto. No tengo nada en contra de la gente que le da audiencia a estos "programas" con gente contando sandeces, cada uno invierte su tiempo de la forma que cree conveniente hacerlo y si no los retiran, creed que es porque la demanda es suficiente como para mantenerlos. La clave llega cuando socialmente se camufla la estupidez como religión. Y peor todavía, cuando los que vamos a mal llamar "normales" se quieren hacer una vida y triunfar por sus méritos, son desplazados a otros lugares de Europa o del mundo para demostrar su verdadero potencial. Estamos haciendo un mundo de mierdecillas. 
Extrapolado al mundo del deporte ya ni os cuento. Periódicos que cubren páginas hablando de peinados de futbolistas, marcas comerciales que pagan miles de millones a iconos deportivos por salir en paños menores o atletas de élite con la lengua tan larga que podrían usarla como cinturón. Bien es cierto que en el mundo del deporte, se comienza a tener una conciencia social mayor y cada vez son más los deportistas que se unen a causas solidarias, hospitales, donaciones...pero ni mucho menos hemos vencido, no os confiéis. Queda mucho por hacer y mucho que pulir para que de verdad se sienta esa solidaridad y esa cooperación entre todos. 
Ahora está de moda en el mundo del fútbol (hablo por cercanía propia) el tema de los peinados. Cuanto más estrafalario mejor. A ver si me mira John Galliano y me mete en el próximo desfile de París, o en su defecto, un león y me hace correr un rato. Que no, no le deis vueltas, que tener el pelo como el palo de la escoba después de barrer un suelo lleno de lejía no va a hacer que la pelota entre por la escuadra ni que acertéis ese pase de 40 metros. A lo mejor ayuda en Rusia, que los pobres juegan en campos nevados con balones naranjas y con ese peinado allí se te vería mejor, pero en el resto del mundo no aporta. 

En fin, creo que este post no suma demasiado, pero necesitaba decirle al mundo que no hace falta ser tonto para poder llegar a algo en la vida, hay otros métodos y quien sabe, al final igual los disfrutes tanto o más, no el que más tiene, es más feliz






Nos leémos

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